Mostrando entradas con la etiqueta Peru. Mostrar todas las entradas

Litoral Peruano, Playas para pasar el Año Nuevo


Pasar Año Nuevo en la playa suele ser la opción favorita de muchos. Este año no será la excepción, ya que a lo largo del litoral una serie de celebraciones harán que la cuenta regresiva sea al lado del mar. En el sur, Mejía siempre será la reina. Esta divertida playa arequipeña sorprende por sus carnavales pero el 31 de diciembre convoca a decenas de visitantes, quienes llegan hasta el lugar para disfrutar en medio de tradición y festejo. Si subimos, Paracas será la elección para los que buscan escaparse de Lima sin irse tan lejos. Este año, como no podía faltar, el hotel Paracas Luxury Collection Resort de la cadena Libertador celebrará a lo grande con una fiesta al pie de la bahía.

Y si deseas un plan más tranquilo y contacto con la naturaleza, una playa para acampar será tu mejor opción. Desde Chancay hasta la zona de Tuquillo en Huarmey existen caletas en donde es seguro armar un campamento: Paraíso, Centinela, Hornillo y Bermejo son algunas. También puedes elegir Co- lorado, Vegueta o Tambo de Mora, ideales para relajarse en familia. En varias de las caletas hay algunas casas de pescadores que ofrecen menús a un precio cómodo. Toma en cuenta que las recomendaciones son distintas para cada zona: mosquitos, calor o viento pueden ser algunas de las peculiaridades.

Al norte, Máncora y sus alrededores son sinónimo de entretenimiento. El 2014 el feriado cae miércoles por lo que, si tienes suerte, podrás hacer puente y tener cinco días de pura diversión. En la zona de Vichayito hoteles como Las Cabañas de Antica o Tennis y Playa suelen hacer fiestas que congregan a la juventud norteña. En el mismo Máncora las opciones son múltiples en los diferentes bares de la zona. El bar del hotel Kokopelli es ideal para celebrar sin preocuparse. Un poco más al norte, Punta Sal no tiene pierde y la fiesta del hotel Punta Sal es un clásico. Las cartas están sobre la mesa. Decide cuál es la que más te gusta y prepárate para celebrar a lo grande este fin de año.

Apurímac, Paraíso de piedras

Pancula, al sur de Andahuaylas, no solo es un incomparable fenómeno geológico,sino un viaje al pasado de la rica cultura Chanka.

El nombre Apurímac proviene del río homónimo que discurre en su límite oriental y septentrional. En quechua Apu Rimaq significa el Dios que habla u oráculo mayor

Todo era irreal. Desde que uno ingresa, queda perplejo ante el mar de rocas que semejan afilados colmillos de hasta 10 metros de altura, y uno no puede dejar de sentir, con cierto estremecimiento, que está penetrando a las fauces abiertas de una montaña hambrienta.

Pero eso no es nada, las sorpresas no cesan cuando se llega a Pancula. Como las asombrosas viviendas que familias campesinas han acondicionado en la base de estas formaciones líticas, integrando la estructura piramidal tipo hongo para utilizarlas como techos y paredes. Esta fusión ha producido alucinantes moradas de exquisita arquitectura. El ingenio popular las ha denominado como la “casa de los pitufos”.

En términos estrictos, se la puede catalogar como un bosque de piedras, aunque la denominación no le hace justicia a esta surrealista formación geológica de colosales dimensiones: 60 hectáreas que se distribuyen en una profusión de farallones poblados de conos perfectos, pasadizos, laberintos, paredes encaladas y caprichosas siluetas, que parecen haber sido esculpidas por un artista enloquecido. Las sombras del atardecer se encargan de juguetear en su superficie y no es difícil imaginar rostros y cuerpos de animales, pero también de hombres y seres mitológicos.

A una altura promedio de 3.600 msnm, Pancula está a un paso de la provincia de Sucre, en Ayacucho. Solo los separa el río Chicha.


LAS FIGURAS CÓNICAS DE PANCULA SE ASEMEJAN AL CÉLEBRE PAISAJE DE CAPADOCIA, EN TURQUÍA.

Muy pocos conocen, y menos han oído hablar de este paraíso prehistórico. Mejor así, para que mantenga su pureza y su aire a mundo extraviado. Pero no cabe duda de que, cuando las condiciones de servicios e infraestructura mejoren, no solo acudirán mochileros, sino turistas formales que no podrán resistirse ante las peculiares bondades de este destino.

El señor Donato Ccasani en su casa en Titayhua, camino a Pampachiri.
Su fundo de 80 hectáreasalberga 350 ovejas, 60 vacas y 50 alpacas.
REY DE LA PUNA
Cuando la noche se desvanecía, abandonamos Andahuaylas, cruzando un puente colonial, de los tres que hay en la ruta a Pampachiri (distrito que alberga a Pancula), para luego trepar a las alturas donde se ubica el aeropuerto, mientras que en cada curva se veía la ciudad.

Con las primeras luces del amanecer pasamos entre cultivos de cebada y trigo dorados, luego desaparecieron las chacras y asomaron vastas extensiones de ichu como un pelaje cubierto de nieve. De vez en cuando una vizcacha se dejaba ver entre los matorrales, y podían distinguirse evasivas vicuñas en la lejanía.

A mitad de camino, Filio Ccasani, el chofer que nos trasladaba a Pancula, nos pidió permiso para desviarnos con la intención de visitar a su padre, un pastor de ovejas y alpacas que vivía en una casa de piedra en medio de la puna. No podíamos negarnos. A pesar que luego de la visita nos quedamos atascados, no nos arrepentimos. Fue una lección de antropología, de hospitalidad y de identidad cultural del patriarca de la familia Ccasani, de 74 años, cuya vestimenta remendada no le quitaba un ápice de dignidad. Siendo analfabeto es un exitoso ganadero y no le gusta ir a Andahuaylas; pertenece y ama esta inhóspita tierra, sus nubes y montañas. Este es su reino y no lo cambiaría por nada.

MEDITANDO BAJO EL VOLCÁN
Por fin arribamos a Pampachiri, acogedor pueblecillo con una notable iglesia colonial que luce inusuales representaciones de felinos y figuras humanas desnudas en su portada. Fueron elaboradas, tal vez a escondidas, por los indígenas que ayudaron a construir el templo de San Cristóbal, sorprendiendo así a los fieros evangelizadores y extirpadores de idolatrías del siglo XVI.

De Pampachiri a Pancula se va por una trocha carrozable al borde del Chicha, río que separa Apurímac de Ayacucho. Hay dos alternativas para llegar al bosque de piedra: uno a través de la comunidad de Chucchumpe, y otro por la comunidad de Llancama. La primera tiene la ventaja de ser más rápida y de acceder a la “casa de los pitufos”; mientras que la segunda ruta conduce al epicentro de Pancula.

Sea como fuere, lo cierto es que este inconcebible conjunto, que data de hace tres millones de años, no se originó de la noche a la mañana. Según el geólogo Guillermo Maldonado Taipe, su formación tomó miles de siglos para, finalmente, adoptar las características que ahora posee. El investigador apunta que el cambio brusco de la geografía de la zona fue producido por la erupción de los volcanes Qarwarasu y Sotaya.

Aún ahora quedan vestigios de la hecatombe causada por volúmenes inusuales de lava y material piroclástico que arrasaron la región. Este suceso hizo posible que las montañas cercanas a los 4 mil metros de altura semejaran a un desierto costeño, pues están tapizadas de arenisca blanca. Como si fuera poco, la intensa actividad de estos ancestrales cráteres, ahora inactivos, aportaron decisivamente a la estética de la zona, debido a que el bosque de piedra se encuentra en medio de una serie de pequeños y simétricos volcanes que terminan por otorgarle un innegable hechizo esotérico al fascinante universo geográfico de Pancula.

Aunque parecen recipientes para agua, en realidad se cree que es un
observatorio astronómico prehispánico.
El mejor momento para observar Pancula es, sin duda, al atardecer, cuando el viento silba entre las rocas y las sombras se alargan, avivando la imaginación: instante insuperable para la meditación y para reconocer lo insignificantes que somos. Y es que esta maravilla telúrica es la esencia en estado puro, el magma, el fuego sagrado que emergió de las profundidades de la Tierra para moldear, a través de la luz, el viento, la lluvia y el frío, un escenario sobrecogedor, sin paralelo en el Perú.

Cómo llegar
Desde Lima, vía aérea hasta Andahuaylas (1 hora). Luego tomar la carretera afirmada de 120 km hasta Pancula (4 horas).

Alojamiento
En Pampachiri: Taytacha Tamana Wasi En Andahuaylas: Imperio Chanka Hotel imperiochankahotel.com

Contacto
Filio Jacinto Ccasani Ccaccya. T. 983-653-824

San Martin, Caminos de la conservación

Vive una experiencia distinta en el departamento de San Martín yconoce el país de la mano de personas que lo están protegiendo.

Gracias a la conservación, en Ojos de Agua se ha logrado salvaguardar las especies de la zona.

Cada viaje que hacemos por el Perú nos llena de energía y nos contagiamos de la pasión de cientos de personas que están cuidando el país para todos nosotros. Para que podamos seguir tomando agua de las quebradas, para que miles de especies puedan seguir vivas. Experiencias que nos marcan de por vida. Acompáñanos esta vez a San Martín y conoce a personas que están cuidando los bosques en donde el mono tocón es el engreído.


OJOS DE AGUA
“Es una tontería que sigamos cortando árboles para hacer leña que es usada como carbón”, nos comentó William mientras le daba brasa a una parrilla con briquetas que él mismo fabrica con los residuos del coco. En el poblado de Pucacaca, William y cinco compinches más –Felipe, Tiberio, Joaquín, Arnaldo y Pablo– son los miembros más activos de la Asociación Bosques del Futuro Ojos de Agua, creada para conservar más de 2.400 hectáreas a las que llamaron “Ojos de Agua”. Vieron en la conservación la forma de ganarse la vida. Mantienen las trochas y evitan la caza y la extracción de madera. Es una tarea difícil. Se necesitan tres días para recorrer los más de 30 kilómetros de senderos que tiene la concesión. Pero vale la pena. Lograron reducir en un 99% las actividades ilegales en la zona y salvaguardar un bosque de gran riqueza. Sin embargo, su labor recién empieza, las amenazas son latentes y los recursos, cada vez menores.

PUCUNUCHO
Hace 19 años, Karina Pinasco y su madre empezaron este sueño: tener un área de conservación privada (ACP) que ayude a recuperar las insanas quebradas. Sus vecinos se reían. Sin embargo, la naturaleza les mostraría que no estaban equivocadas. En el 2005 una sequía asoló la Amazonía. Todo se secó y las comunidades de alrededor de Pucunucho se quedaron sin agua para beber. De todas las quebradas, solo Pucunucho y Mangapaquina, parte de su ACP, no se secaron. Todos dejaron de decir que estaban locas y se contagiaron de lo que ellas hacían. Después del trabajo de Karina, especies reaparecieron en la zona. El mono tocón, en peligro de extinción y uno de los 25 primates más amenazados del mundo, volvió por San Martín, de donde es endémico y no se le había visto en mucho tiempo.


JUNINGUE
Abel Hoyos Salazar es un profesor y poeta moyobambino que recuerda su niñez con una sonrisa a medias. Creció correteando insectos, lanzándose en el río y saltando entre los árboles. Pasaron los años, llegaron la carretera, las amenazas, y los ojés y renacos gigantes que solía abrazar, ya no estaban. Las leyendas de la selva que sus padres le solían contar no tendrían sentido sin un árbol, sin un río, sin animales. Él y sus ocho hermanos decidieron conservar el bosque. Crearon el ACP Juningue. Decenas de variedades de helechos, cedros y plantas medicinales, como la sangre de grado, conviven en este espacio con reptiles y mamíferos, como el mono tocón, el armadillo peludo y la perdiz de pata colorada. Construyeron un vivero con plantas nativas que van sembrando en los linderos de su predio. Han ubicado centenares, pero aún están comenzando.


TAMBO ILUSIÓN
La primera vez que Armando Rodríguez llegó a Tarapoto, en 1985, este terreno en medio de la selva estaba pelado. La tierra era explotada para sembrar caña de azúcar y para que el ganado paste. A pesar de la situación en la que estaba, lo compró y lo llamó Tambo Ilusión. Su plan era combinar el ecoturismo y la permacultura, una filosofía de vida que tiene como base el yoga, la meditación y la medicina natural para lograr la plenitud. Sin embargo, el terrorismo y el narcotráfico lo obligaron a irse. En su ausencia destruyeron todo lo que había sembrado. Regresó en 1996 y fue reconstruyendo de a pocos. Plantó cientos de caobas, cedros, pucaquiros y otras especies que fueron apoderándose del fundo como un milagro. Hoy es un paraíso. Ideal para descansar, meditar y conectarse con la naturaleza.

Vichayito, Piura El escape perfecto

Esta playa norteña ofrece una de las mejores estadías para los amantes de la tranquilidad frente al mar. 
El sol de Piura brilla todo el año, así que visitar esta playa norteña es encontrarse siempre con un buen clima.


Algo especial sucede cuando no son ni las ocho de la mañana y uno entierra los pies en la arena, los mira y se concentra en sus movimientos. A la derecha, a la izquierda y el juego continúa. La arena aún no quema como lo hará en un par de horas, así que el ritual se repite una y otra vez y, de un momento a otro, la brisa del mar ya se encargó de eliminar cualquier rastro de pereza matutina. Algo muy especial sucede en la playa. Así que decidir ir a pasar unos días al norte de nuestro país para disfrutarla, no tiene pierde.

Pero el norte es grande. Al mirar el mapa las opciones son varias; entonces, ¿cómo elegir? Todo depende de lo que se quiera hacer. Si tranquilidad es lo primero que se viene a la mente, Vichayito es una de las mejores alternativas. Esta playa está al norte de Piura. Para ubicarse mejor, solo hay que imaginarse sentado frente al mar. A la izquierda, a 3,5 kilómetros, está Los Órganos, una playa un poco más residencial y, a la derecha, a unos nueve kilómetros, se encuentran las playas de Máncora, donde la vida nocturna es una de sus principales atracciones. Así, Vichayito se encuentra en el centro en varios sentidos: geográficamente y en personalidad.

“Este es el destino más familiar en Máncora”, cuenta Juan José Vásquez Pinto, gerente residente del hotel Vichayito Bungalows y Carpas de Aranwa. “Es una zona muy tranquila. Más que nada vienen familias enteras o parejas a pasar unas lindas vacaciones”. Según los datos del hotel, aproximadamente un 80% de quienes visitan esta playa son limeños y el resto, extranjeros. Esto quiere decir que este destino es, sin duda, un escape total de la capital.


BAJO EL SOL
Pero no hay que confundir. Desconectarse no es igual que no tener varias cosas que hacer. Si bien la naturaleza en esta playa norteña ofrece de todo para pasar un día entero bajo el sol, hay que tener en cuenta que hay otras actividades que son igual de buenas. El avistamiento de ballenas, por ejemplo, es una de las más importantes. Solo se necesita contactar a un encargado del hotel donde te hospedas y este mismo coordinará el paseo entero, que incluye transporte en bus ida y vuelta hasta Los Órganos y el paseo en bote. Sin embargo, esto solo se puede hacer entre agosto y comienzos de noviembre, pues son los meses de apareamiento de las ballenas.

Otra opción es bucear, actividad que ofrece la empresa Perú Buceo, o realizar un paseo en kayak o en stand up paddle. Aunque, claro, para los menos arriesgados siempre hay un spa esperando atenderlos, o pueden practicar yoga frente al mar en el hotel Las Cabañas de Antica. Todo esto, quizás después de un rico desayuno en el restaurante Marcilia, para luego jugar vóley en la orilla que, pese a ser una clásica opción, no deja de ser divertida.

¿Que hacer por las tardes?
Si ya son casi las seis de la tarde, lo mejor es acercarse a la orilla, sentarse y esperar a que se oculte el sol. La vista es impresionante. Cada rojo, anaranjado y amarillo deslumbra, lo que hace casi imposible caer en cuenta de que al día siguiente volverá a pasar.

La estadia en Vichayito puede ser todo un lujo. Existen incluso las opciones de carpas que cuentan con todas las comodidades




El Piquero es el segundo mejor restaurante de Máncora, y cenar ahí es un deleite. Sin embargo, si se explora un poco más, a tan solo cinco minutos a pie, se encuentra Ñaylamp, una pizzería donde el sabor casero es su mejor ingrediente. Pero si unos cócteles es el antojo, solo basta caminar un poco por la arena para toparse con un par de íntimos bares.

“Se ha dicho mucho sobre el norte”, dice Ricardo Saco-Vértiz, gerente del hotel Los Cocos. “Que no es muy seguro, que ya no es lo de antes… pero aquí en Vichayito todo sigue igual. Tus hijos van por allá, uno por acá y todos felices. Yo creo que es el lugar perfecto para relajarse”. La experiencia en Vichayito va mucho más allá de un juego en la arena y una tarde en el mar. Hay que estar ahí para comprobarlo. Y es que, al llegar, algo especial sucede.

¿Cómo llegar?
Vía aérea: Lan Perú, Peruvian Airlines y Taca tienen vuelos diarios a Piura. Luego, se llega por carretera en un viaje de dos horas. Otra forma es en un vuelo de Lan a Tumbes y, luego una hora y media en carro.

Vía terrestre: Desde Lima, a través de la Panamericana Norte. La distancia es de 1.165 kilómetros, lo que es un aproximado de 16 horas en tiempo de viaje. Los servicios de buses son todos los días.

¿Dónde hospedarse?
Vichayito Bungalows y Carpas de Aranwa: Los precios varían, según la temporada, entre S/.270 y S/.500. aranwahotels.com Las Cabañas de Antica: lascabanasdeantica.com