Apurímac, Paraíso de piedras

Pancula, al sur de Andahuaylas, no solo es un incomparable fenómeno geológico,sino un viaje al pasado de la rica cultura Chanka.

El nombre Apurímac proviene del río homónimo que discurre en su límite oriental y septentrional. En quechua Apu Rimaq significa el Dios que habla u oráculo mayor

Todo era irreal. Desde que uno ingresa, queda perplejo ante el mar de rocas que semejan afilados colmillos de hasta 10 metros de altura, y uno no puede dejar de sentir, con cierto estremecimiento, que está penetrando a las fauces abiertas de una montaña hambrienta.

Pero eso no es nada, las sorpresas no cesan cuando se llega a Pancula. Como las asombrosas viviendas que familias campesinas han acondicionado en la base de estas formaciones líticas, integrando la estructura piramidal tipo hongo para utilizarlas como techos y paredes. Esta fusión ha producido alucinantes moradas de exquisita arquitectura. El ingenio popular las ha denominado como la “casa de los pitufos”.

En términos estrictos, se la puede catalogar como un bosque de piedras, aunque la denominación no le hace justicia a esta surrealista formación geológica de colosales dimensiones: 60 hectáreas que se distribuyen en una profusión de farallones poblados de conos perfectos, pasadizos, laberintos, paredes encaladas y caprichosas siluetas, que parecen haber sido esculpidas por un artista enloquecido. Las sombras del atardecer se encargan de juguetear en su superficie y no es difícil imaginar rostros y cuerpos de animales, pero también de hombres y seres mitológicos.

A una altura promedio de 3.600 msnm, Pancula está a un paso de la provincia de Sucre, en Ayacucho. Solo los separa el río Chicha.


LAS FIGURAS CÓNICAS DE PANCULA SE ASEMEJAN AL CÉLEBRE PAISAJE DE CAPADOCIA, EN TURQUÍA.

Muy pocos conocen, y menos han oído hablar de este paraíso prehistórico. Mejor así, para que mantenga su pureza y su aire a mundo extraviado. Pero no cabe duda de que, cuando las condiciones de servicios e infraestructura mejoren, no solo acudirán mochileros, sino turistas formales que no podrán resistirse ante las peculiares bondades de este destino.

El señor Donato Ccasani en su casa en Titayhua, camino a Pampachiri.
Su fundo de 80 hectáreasalberga 350 ovejas, 60 vacas y 50 alpacas.
REY DE LA PUNA
Cuando la noche se desvanecía, abandonamos Andahuaylas, cruzando un puente colonial, de los tres que hay en la ruta a Pampachiri (distrito que alberga a Pancula), para luego trepar a las alturas donde se ubica el aeropuerto, mientras que en cada curva se veía la ciudad.

Con las primeras luces del amanecer pasamos entre cultivos de cebada y trigo dorados, luego desaparecieron las chacras y asomaron vastas extensiones de ichu como un pelaje cubierto de nieve. De vez en cuando una vizcacha se dejaba ver entre los matorrales, y podían distinguirse evasivas vicuñas en la lejanía.

A mitad de camino, Filio Ccasani, el chofer que nos trasladaba a Pancula, nos pidió permiso para desviarnos con la intención de visitar a su padre, un pastor de ovejas y alpacas que vivía en una casa de piedra en medio de la puna. No podíamos negarnos. A pesar que luego de la visita nos quedamos atascados, no nos arrepentimos. Fue una lección de antropología, de hospitalidad y de identidad cultural del patriarca de la familia Ccasani, de 74 años, cuya vestimenta remendada no le quitaba un ápice de dignidad. Siendo analfabeto es un exitoso ganadero y no le gusta ir a Andahuaylas; pertenece y ama esta inhóspita tierra, sus nubes y montañas. Este es su reino y no lo cambiaría por nada.

MEDITANDO BAJO EL VOLCÁN
Por fin arribamos a Pampachiri, acogedor pueblecillo con una notable iglesia colonial que luce inusuales representaciones de felinos y figuras humanas desnudas en su portada. Fueron elaboradas, tal vez a escondidas, por los indígenas que ayudaron a construir el templo de San Cristóbal, sorprendiendo así a los fieros evangelizadores y extirpadores de idolatrías del siglo XVI.

De Pampachiri a Pancula se va por una trocha carrozable al borde del Chicha, río que separa Apurímac de Ayacucho. Hay dos alternativas para llegar al bosque de piedra: uno a través de la comunidad de Chucchumpe, y otro por la comunidad de Llancama. La primera tiene la ventaja de ser más rápida y de acceder a la “casa de los pitufos”; mientras que la segunda ruta conduce al epicentro de Pancula.

Sea como fuere, lo cierto es que este inconcebible conjunto, que data de hace tres millones de años, no se originó de la noche a la mañana. Según el geólogo Guillermo Maldonado Taipe, su formación tomó miles de siglos para, finalmente, adoptar las características que ahora posee. El investigador apunta que el cambio brusco de la geografía de la zona fue producido por la erupción de los volcanes Qarwarasu y Sotaya.

Aún ahora quedan vestigios de la hecatombe causada por volúmenes inusuales de lava y material piroclástico que arrasaron la región. Este suceso hizo posible que las montañas cercanas a los 4 mil metros de altura semejaran a un desierto costeño, pues están tapizadas de arenisca blanca. Como si fuera poco, la intensa actividad de estos ancestrales cráteres, ahora inactivos, aportaron decisivamente a la estética de la zona, debido a que el bosque de piedra se encuentra en medio de una serie de pequeños y simétricos volcanes que terminan por otorgarle un innegable hechizo esotérico al fascinante universo geográfico de Pancula.

Aunque parecen recipientes para agua, en realidad se cree que es un
observatorio astronómico prehispánico.
El mejor momento para observar Pancula es, sin duda, al atardecer, cuando el viento silba entre las rocas y las sombras se alargan, avivando la imaginación: instante insuperable para la meditación y para reconocer lo insignificantes que somos. Y es que esta maravilla telúrica es la esencia en estado puro, el magma, el fuego sagrado que emergió de las profundidades de la Tierra para moldear, a través de la luz, el viento, la lluvia y el frío, un escenario sobrecogedor, sin paralelo en el Perú.

Cómo llegar
Desde Lima, vía aérea hasta Andahuaylas (1 hora). Luego tomar la carretera afirmada de 120 km hasta Pancula (4 horas).

Alojamiento
En Pampachiri: Taytacha Tamana Wasi En Andahuaylas: Imperio Chanka Hotel imperiochankahotel.com

Contacto
Filio Jacinto Ccasani Ccaccya. T. 983-653-824

2 comentarios:

  1. Esto es un plagio. El artículo lo escribió el periodista Alvaro Rocha el 2013 y lo publicó en la revista Vamos. Las fotos son de Flor Ruiz. El plagiador es Max Antony Zurcher.

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  2. Esto es un plagio. El artículo lo escribió el periodista Alvaro Rocha el 2013 y lo publicó en la revista Vamos. Las fotos son de Flor Ruiz. El plagiador es Max Antony Zurcher.

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