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La ruta al Manu

Te mostramos un viaje diferente por la selva de Cusco, un camino lleno de vida en donde pueden encontrarse más de mil especies de aves y más de doscientas de mamíferos.

En Wayqecha, se busca investigar y conservar la ecología del bosque nuboso andino. Su sistema de canopy es un gran atractivo.

A unos cien kilómetros de la ciudad del Cusco, cuando el sol sale, se desdobla y se divide en dos, las nubes soban los cerros de arriba hacia abajo y de un lado a otro sin parar. Esto no es más que la naturaleza regalándote momentos únicos en el mundo. Estás en el mirador de Tres Cruces, ubicado en la entrada al Parque Nacional del Manu; lo que tienes al fondo del horizonte es el valle del Kosñipata y, más allá, la selva de Madre de Dios. Este es el inicio de uno de los lugares más biodiversos del planeta, donde miles de especies de aves, insectos y plantas le dan vida a este rincón del Perú, al que llegan observadores de aves, biólogos y distintos investigadores que buscan seguir asombrándose. Descenderás desde 3.600 hasta casi los 600 msnm, en una ruta que te marcará para toda la vida.


Pichico o tití emperador
(Saguinus imperator).
ACP BOSQUE DE PUMATAKI
A unos minutos de Tres Cruces, antes de entrar al Parque Nacional del Manu, una comunidad batalla por conservar sus pajonales y bosques. Los comuneros de Pillco Grande vieron lo que sucedía a su alrededor y no quisieron caer en los mismos pecados que sus vecinos: tala y depredación. “El agua y el bosque son como hermanos, deben estar juntos. Si no hay bosque, no hay agua, y si no hay agua, tampoco bosque”, nos dijo José Luis Peña, comunero de Pillco grande y presidente del Área de Conservación Privada (ACP) Bosques de Pumataki, predio que esta comunidad decidió proteger. Ellos se dedican a la agricultura y ganadería y no entendían de conservación. Sin embargo, la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), los apoyó y enseñó cómo empezar a cuidar eso que tanto aman. Ahora están dispuestos a entrar al ecoturismo y quieren implementar casas para hacerlo. Todavía no pueden recibir grandes grupos ni tenerlos con muchas comodidades, pero tienen lo suficiente para que usted inicie esta aventura por este lado del Ombligo del Mundo. Miles de especies conviven en este espacio, en donde el gallito de las rocas es una de las más buscadas. Basta salir muy temprano para verlo desfilar delante de ti.

WAYQECHA
Unos kilómetros más allá, dentro del valle, está la Estación Biológica Wayqecha, un lugar destinado a investigar y a conservar la biodiversidad del bosque nuboso lluvioso, así como también promover la investigación en la zona. Está ubicado en un punto del Kosñipata que permanece cubierto de niebla todo el año. Hay días en los que apenas puedes ver lo que tienes a un metro de distancia. Tiene todas las comodidades y una cocina donde todo se prepara a base de quinua y granos. Actualmente, Wayqecha cuenta con un moderno sistema de canopy que permite recorrer las partes altas de los árboles para investigarlas y varios senderos en los que es muy sencillo toparse con colibríes, mariposas, orquídeas y, si se tiene suerte, con uno que otro puma. Para los expertos, Wayqecha es un lujo en medio de las montañas que debe ser aprovechado.

ACP BOSQUE NUBLADO
Monos capuchinos, colibríes multicolores y apacibles añujes te rodean a toda hora en el Cock of the Rock Lodge. Este mágico rincón del Kosñipata es administrado por la Asociación Perú Verde, que protege el patrimonio biológico y cultural en esta parte del país. Y Bosque Nublado es el ACP que la asociación mantiene gracias a los ingresos que trae este tranquilo albergue en medio de las montañas. Además de conservar la naturaleza, esta asociación ayuda a crear puestos de trabajo sostenibles con las personas y comunidades de la zona. Pasar unos días en este refugio natural, con toda seguridad, le devuelve la tranquilidad a cualquier persona.

Guacamayo (Ara macao).
HARAMBA QUEROS WACHIPERI
Una comunidad nativa parece destinada a desaparecer y se aferra a la vida gracias a la conservación. “Estamos luchando por conservar nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra tierra”, nos dice Fredy Quertehuari Daviquebe, jefe de la Reserva Haramba Queros Wachiperi, la primera Concesión de Conservación en el Perú que es protegida por una comunidad nativa. Los queros wachiperi ven la conservación una forma de generar ingresos y también la vía para atraer a los pobladores que se fueron. En la actualidad, hay tan solo diez personas que hablan wachiperi. Todos los demás murieron o salieron en busca de más oportunidades. Están ubicados a unos kilómetros del puerto de Atalaya, y pasar unos días viviendo en comunidad es recomendable desde todo punto de vista. Atrévete a viajar por el Perú, a conversar con la gente, a sentirte vivo.

Punta Patillos, Paraíso de ecoturismo

Punta Patillos pasó de ser un basurero a una de las bahías más bonitas del norte chico. En el lugar hay diversas especies marino costeras en peligro de extinción, como la nutria de mar o el pingüino del Humboldt. Para no molestar a los animales se les pide a los huéspedes no hacer ruidos excesivos como el uso de fuegos artificiales o música muy alta.



Hace cinco años un grupo de cuatro amigos fotógrafos e ingenieros paseaban por el distrito de Culebras, en Áncash, y se toparon con una playa sucia, llena de basura. “Los bomberos”, como se les llamaba a los pescadores que utilizaban dinamita en sus faenas, arrasaron con todo ser viviente y a la playa se le conocía como “Playa Muerta”. Fue un largo proceso que incluyó charlas de capacitación y conservación a la población para que este grupo de amigos lograra que “Playa Muerta” sea un Área de Conservación Privada y recuperara su antiguo nombre: Punta Patillos.

Para llegar aquí, necesitas recorrer en dirección norte los 318 kilómetros que la separan de Lima. Luego debes tomar el desvío de cuatro kilómetros que te dejará en el ecolodge Punta Patillos. El lugar tiene dos búngalos para hospedar a un total de 16 personas; ambos cuentan con un biodigestor para la descomposición natural de residuos con los que se elabora el compost que abona los jardines. Además, usan energía eólica y solar y la basura es separada por orgánica e inorgánica, de manera que se recicla y se reutiliza. Si el mar está tranquilo, puedes comprar pescados y mariscos en la playa y almorzar fresco al lado del mar.

Paisajes naturales
Entre los kilómetros 150 y 175 de la Panamericana Norte, exactamente en el distrito de Végueta, una laguna de siete kilómetros de largo se extiende en medio de la playa. La albúfera del Medio Mundo, como se le llama, ha sido declarada Zona de Reserva Turística Nacional y es el lugar ideal para tener un fin de semana tranquilo y en contacto con la naturaleza. Puedes hacer kayak, remo, velero o buceo en sus aguas; además, los amantes del birdwatching se regocijan con las decenas de especies de aves residentes y migratorias que se pueden ver. En los alrededores hay un hotel con precios variados según la temporada entre los 50 y 150 soles, además de una zona de camping; esta última tiene un costo de dos soles por carpa y dos soles adicionales por persona. Dónde: huacho.info

Para degustar en el camino
 A la salida de Huaral, un típico restaurante hará que pares para almorzar antes de seguir tu recorrido hacia el norte. El Rincón de Robertin tiene como plato bandera el chancho al palo que tanto gusta, el cual fue premiado como el plato más vendido en las ferias Mistura del 2009 y 2010. A su gastronomía se le suma el ambiente campestre, y los espectáculos con caballo de paso se convierten en una fiesta a la hora del almuerzo. Dónde: elranchoderobertin.com.pe