Piura, La playa encantada

Los Órganos es uno de los rincones más tranquilos del norte. Aquí la calma se respira a pesar de la temporada alta.


Los primeros rayos del sol iluminan la parte más alta del cerro El Encanto. El viento del sur choca penetrante en sus paredes y hace un sonido grave que repercute en la bahía. Dicen los pobladores que la resonancia parece la de un órgano en la mitad de una sinfonía y que de ahí viene el nombre del lugar. Dicen que los tallanes, antiguos pobladores de la zona de Piura, guardaron ahí sus tesoros antes de ser invadidos por los mochicas. Cuentan leyendas de sirenas hermosas en la playa del frente y de sensaciones extrañas en lo más alto, y aseguran, sin dudarlo, que el pueblo que creció a su lado encanta a todos sus visitantes.

EN MEDIO DEL MAR
Las últimas preparaciones para zarpar del muelle de Los Órganos se dan a paso ligero y el bote que lleva a un grupo de ocho personas a hacer el paseo marino costero organizado por Pacífico Adventures está ansioso por partir. En el lugar, pescadores de antaño empezaron ya su faena y, en los alrededores, pelícanos, piqueros, patillos y gaviotas revolotean buscando el desayuno del día. Diez minutos después, el bote zarpa rumbo a la plataforma petrolera; ahí varios ejemplares de lobos de mar descansan a sus anchas cual emperadores marinos, miran de reojo a la tripulación emocionada que les saca fotos sin parar y rugen para dejar en claro quién manda. La embarcación continúa hasta El Ñuro.

Al ser un puerto pesquero en Los Órganos se puede encontrar pescado fresco todas las mañanas. Para que esto continúe es necesario respetar las tallas mínimas y las especies en peligro.



Tortugas verdes de la especie Chelonia mydas bailan relajadas al lado del muelle de la playa; bote se detiene para contemplaralas. Existe la opción bañarse con ellas, pero la entrada es por el muelle y no desde el bote. Luego de verlas nadar habrá que partir. Espera la pesca del día: lo que se saque se convertirá en un cebiche a bordo. El tour dura cuatro horas y en el ínterin uno puede parar a hacer snorkeling o zambullirse y chapotear un rato en medio del mar. Otra opción es visitar a Goyo Mimbela, él es uno de los buzos más reconocidos de la zona y hace unos años dejó el arpón y los plomos para encantar a turistas que, ansiosos por descubrir el fondo marino, lo buscan para hacer tours de pesca de altura y caza submarina en su embarcación, “Leslie”.


Si bien el flujo de turistas no es tan alto, es necesario hacer reservas anticipadas, especialmente en temporadas altas como Semana Santa.
MOMENTOS PARA DISFRUTAR
En Los Órganos el relax es tu mejor amigo. La larga playa guarda una diversa oferta hotelera frente al mar. A pocos metros del muelle viejo, el hospedaje del mismo nombre es uno de los lugares más recomendados para descansar. Las hamacas, distribuidas en todas las habitaciones, son la excusa perfecta para la siesta de la tarde, arrullada siempre por el sonido del mar. El hospedaje organiza surfs, kitesurf o windsurf trips a las playas de la zona.

El paquete incluye transfer desde los distintos aeropuertos, hospedaje y movilidad, además del servicio de filmación y fotografía. Si no eres un experto puedes aprovechar las clases que dictan. Unos metros más al sur está Soleil Bungalows. El hotel ha sabido combinar el estilo balinés con elementos de la zona y así nació este espacio que comprende búngalos King, Queen y familiares, dependiendo del número de personas. Takaynamo cierra esta hilera de hoteles, justo antes de la entrada al condominio Punta Veleros. Desde el restaurante, la piscina y las habitaciones, no se pierde de vista el mar por ningún momento. Además, organizan trekkings hasta los alrededores del cerro El Encanto, y desde ahí uno puede contemplar uno de los atardeceres más bonitos de todo el norte.

EL CERRO ENCANTADO
Durante la temporada de verano la playa crece debido a la acumulación de arena durante los meses de invierno y basta con darle la vuelta a la punta de Los Órganos para descubrir otra playa mucho más tranquila. Este lugar alberga una de las mejores olas del Perú, denominada simplemente “la vuelta” y tiene como guardián silencioso a El Encanto. Hasta aquí llegan los surfers más experimentados para deleitarse con olas perfectas y mar cristalino. Después de una larga sesión los tablistas salen encantados. Los amantes de las caminatas hacen recorridos hasta las faldas del cerro y regresan maravillados, y una y otra vez los visitantes de Los Órganos regresan cada vez con más ganas. Este lugar atrapa, sí. Atrapa y encanta.

¿Qué hacer?Pacífico Adventures
pacificoadventures.com
¿Dónde hospedarse?
Hospedaje Muelle Viejo
muelleviejosurfperu.com
Soleil Bungalows
soleilbungalows.com
Takaynamo
takaynamoperu.com

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Lunahuaná, Escuela de aventura

Una alternativa para los amantes de los deportes al aire libre.

Si bien durante los meses de verano el caudal tiende a aumentar, las condiciones para aprender se mantienen.


Lunahuaná es siempre una de nuestras opciones favoritas para escaparnos de Lima sin irnos muy lejos. Sin embargo, esta vez la aventura será diferente. La escuela Kayakta Peru ha sido creada por el kayakista Leonardo Gonzales, quien decidió formar una comunidad para los amantes de este deporte. Junto a su esposa, Daniela, ha creado un lugar ideal para compartir sus conocimientos con todos los que quieran empezar con esta experiencia, alojando en su casa tanto a principiantes como a kayakistas experimentados.

Lo primero es juntar un grupo de cuatro o cinco personas y dirigirte hasta el kilómetro 33,5 del camino a Lunahuaná. Ahí te esperarán con todo lo necesario para empezar con las sesiones de kayak. Si no logras reunir un grupo, puedes llamar y unirte a otra comitiva que le falte algún cupo. La idea es iniciar los viernes por la noche con las clases teóricas y ya el sábado temprano empezar con las sesiones en el río, que se extenderán hasta la tarde del domingo.

Aunque Kayakta es más bien una escuela, sus dueños la consideran más una comunidad, así que el tema de precios y cupos se debe tratar directamente con ellos, a quienes los puedes contactar vía Facebook. Búscalos como: Kayakta-Peru.



Lo bueno de Lunahuaná es que el río tiene tramos para todos los niveles: desde inexpertos hasta los más avanzados así que no hay que preocuparse. Además de las clases, se organizan viajes o expediciones a diferentes ríos del Perú con los alumnos graduados.

Rumbo al sur
El pueblo de Azpitia se ubica a 90 km al sur de Lima y se le conoce también como el “Balcón del cielo”, por el paisaje que se puede apreciar del río de Mala. Para llegar, tienes que tomar el desvío a la altura del kilómetro 79 de la Panamericana Sur, luego seguir la antigua carretera hasta el pueblo de San Antonio para después tomar el desvío a la izquierda hasta Santa Cruz de las Flores. Aquí puedes detenerte un rato y degustar los vinos y piscos caseros que elaboran sus pobladores. Siguiendo por la ruta, se llega a Azpitia. Una vez ahí puedes ir hasta el restaurante El Balcón del Cielo o al del hotel El Mayoral y saborear sus platos a base de pato y cuy, y sus sabrosos tamales. Además, puedes recorrer el lugar, hacer paseos a caballo, trekking o ciclismo de montaña. Durante los días de Semana Santa, se organizan full days. Dónde: ytuqueplanes.com

Barriga llena, corazón contento
Para todos los que se embarcan a una aventura hacia el sur, indispensable parar en el restaurante El Batán, clásico para disfrutar de diversos platos nacionales e internacionales. Si pasan por la mañana, sugerimos el desayuno Batán, que incluye chicharrones, salchicha huachana, tamales, jugo y café. Para el almuerzo, carapulcras, tacu tacu, asado, rissotos y pastas dejan satisfecho hasta al más hambriento conductor. Dónde: elbatanchincha.com

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Yauyos, Hermosos Paisajes a Conservar

La Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas es un tesoro escondido entre la sierra de Lima y Junín. Visitarla es una combinación de aventura y descanso.

Las lagunas forman parte de un circuito turístico que empieza en Alis y termina en Vilca. En total se puede contar un total de 485 en toda la reserva.


Para llegar a Yauyos hay varios caminos. Uno es desde Lima, por la carretera Panamericana Sur hasta el desvío de Lunahuaná; otro, por la Carretera Central en una vía asfaltada desde San Mateo pasando por Carhuampa hasta llegar a Tanta y Cochas. Sin embargo, desde Huancayo hay otra manera de llegar. Es menos explorada, sí; más extrema, también. Pero de hecho más emocionante, más intensa y mucho más hermosa.

POR EL CAMINO DEL FERROCARRIL
A la ciudad de Huancayo también se puede llegar por distintos caminos y de distintas formas. Una de ellas es por el Ferrocarril Central Andino. Este sale en fechas establecidas, generalmente durante los feriados. El punto de encuentro es la antigua estación de Desamparados de Lima, hoy Casa de la Cultura, en pleno centro de la ciudad. El servicio turístico puede llegar a costar hasta 270 soles y dentro del tren no tendrás opción para el aburrimiento. Las ventanas hacen la labor de cuadros exponiendo los más contrastados paisajes desde la salida de Lima, Matucana, la subida hacia Ticlio para luego pasar por La Oroya y arribar a Huancayo, ya caída la noche. Lo ideal es descansar en la ciudad y aclimatarse para luego partir al día siguiente, muy temprano, hacia la frontera con Lima… la verdadera razón del viaje.

Si no cuentas con un carro propio, hay colectivos que van desde Huancayo hasta Yauyos por un costo de entre 15 y 20 soles por persona.
Una vez ahí puedes coger la carretera número 22 de Junín y salir de la ciudad en dirección noroeste. Se pasa por Chambara para luego seguir el recorrido. Uno empieza a sentir los cambios de altura al llegar al abra Negro Bueno ubicado a 4.600 msnm y a tres horas de la ciudad de Huancayo. La mayor parte del camino es pista asfaltada y de un solo carril, por lo que es recomendable hacer la ruta de día. Al pasar el abra se llega a la laguna Caja Chica. Ahí, en medio de la nevada, aves de diferentes especies juegan alrededor. En medio del frío y la altura, un par de huallatas caminan plácidamente.

Son pareja y lo serán siempre. Las huallatas solo tienen un compañero en la vida; cuando este muere, deambulan solitarias por los nevados de Yauyos. Son solo una de las varias especies de aves que hay en el lugar. A medida que empieza el descenso, las montañas quedan atrás y en su lugar uno se acerca al corazón del cañón, entrada inevitable a la reserva. Contemplar las paredes de laja de casi 300 metros hace que te sientas como una hormiguita ante la inmensidad de tanta belleza. Mira a tu alrededor. Estás ad portas de entrar a Nor Yauyos Cochas y ver las primeras lagunas aparecer bajo la sombra del nevado Pariacaca. Esto resolverá las dudas de por qué este lugar se ha consolidado como una gran reserva.

En la ruta de la Carretera Central se pasa por San Mateo, y a 67 km se encuentra Huachipampa. Ahí, un mirador natural te ofrece la vista sur del nevado Pariacaca.


PAISAJES PARA CONSERVAR
La Reserva Paisajística de Nor Yauyos Cochas está ubicada entre las provincias de Yauyos, Jauja y Yulis divididas entre Lima y Junín, tiene una extensión de 221.268,48 hectáreas y es considerada como una de las zonas de mayor belleza escénica del Perú. Basta con entrar a ella para empezar a deslumbrarse con el cielo azul intenso, que contrasta con el verde de sus incontables lagunas. Estas porciones de agua son de origen glaciar, y en toda la reserva se ha contado un total de 485. Entre ellas están las que se utilizan como piscigranjas, las generadoras de energía, las represadas y las que conforman el circuito turístico que recorre toda la reserva.

Pasando el cañón, el primer poblado al que se llega es Tinco Alis. Ahí está el primer desvío: a la izquierda se llega a Lunahuaná y, si quieres desviarte un poco, puedes seguir esta ruta por aproximadamente 20 minutos hasta Laraos, dormir en el hotel Koriwasi, conocer la laguna Pumacocha o visitar a la Asociación de turismo de la Municipalidad. A la derecha, pasas por los poblados de Atis y Vitis. Aquí puedes detenerte a almorzar. Comer trucha es casi una obligación y, por lejos, una verdadera satisfacción. La mayoría de restaurantes están alrededor de las plazas, por lo que ubicarlos no será difícil. Sigue el recorrido hacia Huancaya. Las lagunas y las cataratas naturales son parte de un paisaje alucinante, en donde pobladores y naturaleza viven en una armonía absoluta.



En Huancaya puedes quedar te en el albergue municipal, el cual está implementado para recibir a cerca de 50 personas. También puedes acampar, pero solo en zonas donde está permitido. Debido a que es una reserva natural, no se pueden levantar campamentos donde sea, ya que la simple presencia de personas puede alterar el equilibrio del lugar. En esta zona y durante el camino que te lleva hasta Vilca, te toparás con los más alucinantes colores. Las lagunas Piquecocha y Hualhua se convierten en escenarios de una película mágica.

RUTA CULTURAL
En medio de cañones y lagunas una ruta cultural hace su aparición. Un ramal del camino inca, de aproximadamente 64,17 km de longitud, denominado Qhapaq Ñam, atraviesa la reserva. Este vestigio formaba parte de un complejo sistema de red vial, de transportes y comunicaciones en pleno incanato. La ruta comienza a la altura de la laguna Piticocha hasta llegar a Jauja. Otro punto impactante son los andenes preincas, que se extienden por toda la reserva, pero es el mirador en lo alto de Vitis el mejor punto para verlos. Puedes seguir internándote en la reserva, empezar a caminar y hacer trekking por los alrededores. Puedes coger una bicicleta y hacer una ruta de montaña o de downhill, o quedarte en uno de sus miradores y simplemente disfrutar la inmensidad de la reserva frente a tus ojos, sintiéndote tan pequeñito en medio de tanta belleza.

Pasando el abra Negro Bueno se llega a la laguna Caja chica, el punto más alto del camino. Esta es hábitat natural de huallatas.
¿Cómo llegar?
En auto desde Lima por la carretera Sur hasta Cañete y luego coger el
desvío a Lunahuaná. Para ingresar a Yauyos, Huantan, Carania, Laraos y
Miraflores, tienes que desviarte de la carretera principal; solo Laraos está
asfaltado.
Desde Huancayo por la ruta número 22 de Junín, se pasa el abra
Negro Bueno Pilcomayo, Chupaca, San José de Quero, Huancachi,
Tomás, Alis y Tinco Alis. La carretera se encuentra completamente
asfaltada y señalizada desde Chupaca.
Dónde quedarse:
Casa - Hospedaje Alis 96446-9844
Posada turística María Jesús 98087-4311, 99215-1129, 99195-4771
Cómo llegar
De Lima:
Tour Perú Express 684-2890
De Huancayo:
Empresa de Transportes Turismo Vitis Huancaya
064-772390

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Abancay, Campos de la nostalgia

La ruta de las haciendas es un atractivo filón turístico en Abancay.

Declarada monumento histórico en 1980, la hacienda Patibamba era tan extensa que sus dominios llegaban hasta las nieves del Ampay. Izquierda: Señora Santosa Moriano, guardiana de la misma hacienda.

Hay que tener un poco de fantasía para imaginar los cristales venecianos, las alfombras persas, los azulejos que decoraban las antiguas haciendas de Abancay. O proyectarse a inicios del siglo XX, cuando el segundo carro que llegó al Perú se paseaba por la hacienda Illanya. O darse una idea de la opulencia que traían consigo las haciendas cañeras, porque el azúcar tenía una trascendencia industrial que no poseían las de pan llevar. “Ahora, en cambio, no se produce un gramo de azúcar en Abancay”, refiere la antropóloga Gilda Carrera, directora regional de cultura de Apurímac. En su voz se percibe la nostalgia de tiempos mejores. “Todo abanquino recuerda las haciendas; se tenía mayor poder adquisitivo, se vivía mejor”, añade la especialista.

Gilda Carrera, directora regional de cultura de Apurímac, posa orgullosa ante un ficus
de más de 400 años de existencia, en la hacienda Casinchihua.
CAÑA BRAVA
Y es que Abancay fue un importante centro de poder económico en el sur andino, al punto que algunas haciendas como Illanya, Pachachaca y San Gabriel, llegaron a tener moneda propia hasta la década de 1960. La estocada mortal a este modo de vida se dio con la reforma agraria, la producción agrícola se fue en picada y los notables complejos arquitectónicos se deterioraron.

Queríamos ver qué había quedado de esa época. Salimos aún a oscuras la ciudad de Abancay y tomamos la vía que se dirige al Cusco. La carretera serpenteó sin cansarse entre bosques de eucalipto hasta el abra de Soccllaccasa, donde tuvimos un magnífico panorama: el nevado Ampay y, abajo, las luces de Abancay se iban apagando. Cruzando el abra se extiende otro paisaje de asombro: la legendaria cordillera de Vilcabamba, con el Apu Salkantay (6.271 m) rasgando el cielo andino.

Un embriagante aroma a anís nos invadió mientras cruzamos el pueblo de Curahuasi. Quince minutos después nos topamos con la hacienda El Carmen. Bandadas de loros nos recuerdan que estamos en un lugar tropical, así como las grandes extensiones de caña junto al sinuoso río Apurímac. Más allá de la casa hacienda con techo a dos aguas, lo que más resalta en esta propiedad es el centenario trapiche, donde se produce un cañazo de primera.

JOYAS DE PACHACHACA
 De regreso en Abancay, desayunamos en el emblemático hotel de turistas, para luego dirigirnos a dos importantes haciendas en la parte media del valle del Pachachaca. La primera es Casinchihua, ubicada en el kilómetro 418 de la Interoceánica. Aunque ahora solo conserva 23 hectáreas de las 4 mil que tuvo en otra época, mantiene una casa hacienda acogedora, con amplios corredores, patios y huertas, campanarios, y la rueda de molino más grande de la región. Por ello, su dueño, el ingeniero Pedro Giraldés, quiere adecuarla para hospedaje.

HAY MÁS DE 30 HACIENDAS CON POTENCIAL TURÍSTICO EN ABANCAY. UNA DE ELLAS, PATIBAMBA, PRODUJO AZÚCAR HASTA LA DÉCADA DE LOS 60.
La segunda es Yaca, una de las más hermosas haciendas de la zona, a la altura del kilómetro 423 de la Interoceánica. Como transportados por un túnel del tiempo, ingresamos por uno de los numerosos arcos que embellecen la propiedad y quedamos sorprendidos al escuchar que de una pequeña iglesia de piedra –copia en miniatura de un templo de Versalles– salían dulces voces de una misa realizada en quechua. El patio interior luce buganvillas y los restos de un carruaje oxidado. De la casona en ruinas sobresale el estilo afrancesado, rejas de hierro forjado, la celda para los esclavos y los viejos fogones. La comunidad campesina de Yaca, actuales dueños de la hacienda, ofrece sitios para acampar y servicio de canotaje en el Pachachaca.

APUESTA POR EL PASADO
En los extramuros de Abancay, se erigen las haciendas de San Gabriel, Pachachaca e Illanya. Las tres fueron adquiridas el siglo XIX por el italiano Lázaro Letona, y luego pasaron a ser propiedad de sus hijos José Antonio y María, y de otros dueños. Las carcomidas paredes de San Gabriel y Pachachaca están en plena campiña, rodeadas de árboles de molle y chacras de pan llevar; mientras que Illanya, una de las primeras haciendas (de 1592), es de lejos la mejor preservada, gracias a la puesta en valor llevada a cabo por las autoridades culturales. La visita está abierta al público, y desde sus balcones se puede contemplar la prodigiosa campiña de Abancay. En Illanya destacan la capilla, el museo, y una sala de exposiciones que alberga la urna de Mariano Herencia, uno de los tres presidentes (junto a Gamarra y Samanez Ocampo) que Apurímac ha dado al Perú.

El árbol de magnolia era tradicional en el patio de las haciendas.
Mientras que la hacienda Patibamba, enclavada en el mismo corazón de la ciudad de Abancay, es mencionada por José María Arguedas en “Los ríos profundos”. Ocupada ahora por el colegio César Vallejo, las huellas de la hacienda están por todos lados: grandes murallas y torreones rodean al centro educativo y los viejos salones y talleres mantienen su dignidad. Siempre se debe equilibrar las cosas, pues si bien algunos hacendados vivían como en París, la mayoría de los trabajadores, en especial los esclavos, solo subsistían. Sin embargo, oponerse a la restauración de las haciendas por motivos ideológicos, dejando que se destruyan majestuosos complejos arquitectónicos, desaprovechando su inmenso potencial turístico, sería un grave error.

Cómo llegar
Combinando vía aérea: Lima-Andahuaylas, con vía terrestre Andahuaylas-Abancay (3 h).
Combinando vía aérea: Lima-Cusco, con vía terrestre Cusco-Abancay (4 h). O exclusivamente
vía terrestre: Lima-Nasca-Abancay (14 h).
Dónde quedarse
Hotel de Turistas. turismoapurimac.com
Dónde comer
Restaurante Huayruro Steak House. Av. Arenas 153, Abancay.
Contacto: Julio Azurín, presidente Cámara de Comercio de Apurímac. T. 083-321991.

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La ruta al Manu

Te mostramos un viaje diferente por la selva de Cusco, un camino lleno de vida en donde pueden encontrarse más de mil especies de aves y más de doscientas de mamíferos.

En Wayqecha, se busca investigar y conservar la ecología del bosque nuboso andino. Su sistema de canopy es un gran atractivo.

A unos cien kilómetros de la ciudad del Cusco, cuando el sol sale, se desdobla y se divide en dos, las nubes soban los cerros de arriba hacia abajo y de un lado a otro sin parar. Esto no es más que la naturaleza regalándote momentos únicos en el mundo. Estás en el mirador de Tres Cruces, ubicado en la entrada al Parque Nacional del Manu; lo que tienes al fondo del horizonte es el valle del Kosñipata y, más allá, la selva de Madre de Dios. Este es el inicio de uno de los lugares más biodiversos del planeta, donde miles de especies de aves, insectos y plantas le dan vida a este rincón del Perú, al que llegan observadores de aves, biólogos y distintos investigadores que buscan seguir asombrándose. Descenderás desde 3.600 hasta casi los 600 msnm, en una ruta que te marcará para toda la vida.


Pichico o tití emperador
(Saguinus imperator).
ACP BOSQUE DE PUMATAKI
A unos minutos de Tres Cruces, antes de entrar al Parque Nacional del Manu, una comunidad batalla por conservar sus pajonales y bosques. Los comuneros de Pillco Grande vieron lo que sucedía a su alrededor y no quisieron caer en los mismos pecados que sus vecinos: tala y depredación. “El agua y el bosque son como hermanos, deben estar juntos. Si no hay bosque, no hay agua, y si no hay agua, tampoco bosque”, nos dijo José Luis Peña, comunero de Pillco grande y presidente del Área de Conservación Privada (ACP) Bosques de Pumataki, predio que esta comunidad decidió proteger. Ellos se dedican a la agricultura y ganadería y no entendían de conservación. Sin embargo, la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), los apoyó y enseñó cómo empezar a cuidar eso que tanto aman. Ahora están dispuestos a entrar al ecoturismo y quieren implementar casas para hacerlo. Todavía no pueden recibir grandes grupos ni tenerlos con muchas comodidades, pero tienen lo suficiente para que usted inicie esta aventura por este lado del Ombligo del Mundo. Miles de especies conviven en este espacio, en donde el gallito de las rocas es una de las más buscadas. Basta salir muy temprano para verlo desfilar delante de ti.

WAYQECHA
Unos kilómetros más allá, dentro del valle, está la Estación Biológica Wayqecha, un lugar destinado a investigar y a conservar la biodiversidad del bosque nuboso lluvioso, así como también promover la investigación en la zona. Está ubicado en un punto del Kosñipata que permanece cubierto de niebla todo el año. Hay días en los que apenas puedes ver lo que tienes a un metro de distancia. Tiene todas las comodidades y una cocina donde todo se prepara a base de quinua y granos. Actualmente, Wayqecha cuenta con un moderno sistema de canopy que permite recorrer las partes altas de los árboles para investigarlas y varios senderos en los que es muy sencillo toparse con colibríes, mariposas, orquídeas y, si se tiene suerte, con uno que otro puma. Para los expertos, Wayqecha es un lujo en medio de las montañas que debe ser aprovechado.

ACP BOSQUE NUBLADO
Monos capuchinos, colibríes multicolores y apacibles añujes te rodean a toda hora en el Cock of the Rock Lodge. Este mágico rincón del Kosñipata es administrado por la Asociación Perú Verde, que protege el patrimonio biológico y cultural en esta parte del país. Y Bosque Nublado es el ACP que la asociación mantiene gracias a los ingresos que trae este tranquilo albergue en medio de las montañas. Además de conservar la naturaleza, esta asociación ayuda a crear puestos de trabajo sostenibles con las personas y comunidades de la zona. Pasar unos días en este refugio natural, con toda seguridad, le devuelve la tranquilidad a cualquier persona.

Guacamayo (Ara macao).
HARAMBA QUEROS WACHIPERI
Una comunidad nativa parece destinada a desaparecer y se aferra a la vida gracias a la conservación. “Estamos luchando por conservar nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra tierra”, nos dice Fredy Quertehuari Daviquebe, jefe de la Reserva Haramba Queros Wachiperi, la primera Concesión de Conservación en el Perú que es protegida por una comunidad nativa. Los queros wachiperi ven la conservación una forma de generar ingresos y también la vía para atraer a los pobladores que se fueron. En la actualidad, hay tan solo diez personas que hablan wachiperi. Todos los demás murieron o salieron en busca de más oportunidades. Están ubicados a unos kilómetros del puerto de Atalaya, y pasar unos días viviendo en comunidad es recomendable desde todo punto de vista. Atrévete a viajar por el Perú, a conversar con la gente, a sentirte vivo.

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Pucallpa, De sabores y colores

Ucayali, al noreste del país, es uno de esos lugares en donde uno contempla leyendas y revive sueños. En Pucallpa, el clima es cálido, con una temperatura promedio anual de de 26 °C. Eso sí, siempre es bueno llevar un impermeable por las lluvias.



Aquí se come tacacho con cecina y se brinda con cerveza San Juan y jugo de camu camu. Su río –el Ucayali– es el padre del Amazonas y guarda tantas historias y leyendas como cantidad de gente que lo ha recorrido. Célebres algunos. El Che Guevara pasó por aquí y lo recorrió hasta Iquitos. En sus costas, varias comunidades shipibas viven en medio de costumbres que mantienen hasta la actualidad, y en sus alrededores hermosas cataratas caen desde el cielo.

SHIPIBO-KONIBOS
La laguna Yarinacocha se forma debido a un cambio de curso del río Ucayali. Durante la temporada de lluvias (de noviembre a abril), el lago se une con el río a través de canales. Su puerto de embarque y desembarque más importante es Puerto Callao, donde se pueden encontrar diversas embarcaciones que te llevan a las diferentes comunidades shipibo-konibas. A la más importante se llega después de navegar por 30 minutos por la margen izquierda del lago. En San Francisco hay alrededor de mil habitantes y es considerada la comunidad shipiba más organizada de la región. Al llegar, uno puede ser partícipe de sus espectáculos de danza y visitar el pequeño mercado artesanal donde exponen los más hermosos telares.

En Pucallpa, el clima es cálido, con una temperatura promedio anual de de 26 °C. Eso sí, siempre es bueno llevar un impermeable por las lluvias.

Además, las mujeres hacen demostraciones de belleza pintándose el pelo negro azabache con un tinte natural que resalta, aún más, su exótica hermosura. Hacia el lado derecho de Yarinacocha se encuentra el caserío 11 de agosto. Este poblado se puede visitar de lunes a domingo. Los habitantes los recibirán felices, los invitarán a su centro de reunión y les mostrarán, paso a paso, la elaboración de sus más selectas artesanías, hechas íntegramente con elementos de la zona. En ambas comunidades se fomenta el turismo rural comunitario; así, los que quieran ir tendrán la posibilidad de hacer turismo vivencial con los pobladores.


El puente colgante de Aguaytía, a 161 km de Pucallpa, fue construido entre 1939 y 1942 y tiene cerca de 800 metros de longitud.
RUTA DE CATARATAS
Desde el centro de Pucallpa se puede tomar la carretera Federico Basadre por 183 kilómetros hasta llegar a Aguaytía. En los años ochenta esta zona era considerada “altamente peligrosa”. El terrorismo y el narcotráfico habían tomado posesión de estas tierras. Se saben historias de aviones cargados de coca que salían desde Aguaytía. Hoy la DEA tiene un puesto de vigilancia constante y se siente mucho más la presencia del Estado.

Hoy los pobladores aseguran que duermen tranquilos y a la hoja de coca ilegal le han puesto el pare los cultivos de café, cacao, piña y plátano. Para llegar al Parque Nacional Cordillera Azul se debe pasar Aguaytía. Uno se da cuenta que llegó cuando la selva baja desaparece y, en su lugar, una cadena montañosa de un azul oscuro invita a ingresar a la tierra de las cataratas. Se debe pasar el boquerón del Padre Abad, denominado así gracias al extravío de un desubicado Francisco Abad en 1757. Ahí verás una cadena montañosa erosionada por las aguas del río Yuracyacu. La primera será el Velo de las Ninfas: un grupo de cataratas que caen desde lo más alto del acantilado. Casi al frente y aún al lado de la carretera, se encuentra la Catarata del Diablo; si uno se concentra, puede ver el perfil del dios del inframundo dibujado entre las rocas.

Solo hay que avanzar cinco minutos más para llegar al Velo de la Novia. El auto se estaciona en un punto al lado de la pista, debes pagar cinco soles por el ingreso y seguir caminando por pocos minutos, internándose, aún más, en la selva de Ucayali. El sonido del agua chocando con las piedras alimenta el espíritu e invita nuevos asistentes a correr llenos expectativa. Al llegar, el paisaje no desanima. El nombre es literal: un blanquísimo velo de novia baja desde el cielo para alimentar a una quietecita laguna de transparentes aguas. Cuenta el guía que el hijo del curaca shipibo-konibo se enamoró de una plebeya.

El padre, molesto, los mandó a matar. Ambos murieron pero la naturaleza se compadeció de su amor. A él lo convirtió en laguna y a ella en una mágica caída de agua. Quizás por eso los lugareños aseguran que las parejas que se bañan en estas aguas tendrán amor eterno. Quizás por eso también el Velo de la Novia es una de las cataratas más bonitas del país, y los que fueron esperan con ansias el momento de volver.

Restaurante El Paiche
En Ucayali abundan los platos que fusionan sabores y colores. Sus innumerables insumos son los protagonistas de esta fiesta gastronómica. La patarashca, un pescado envuelto en hojas de bijao, y el tacacho con cecina suelen ser los invitados de honor en la mesa de los pucallpinos. Acompáñalos con un jugo de camu camu, cocona o carambola y, de postre, una guanábana, poma rosa, casho, zapote o shimbillo.


Cómo llegar?
En avión. Lan y Star Perú tienen vuelos diarios desde
80 dólares. El tiempo de viaje es de aproximadamente
1 hora.
Por tierra. 840 kilómetros desde Lima por la carretera
Central. La Oroya, Cerro de Pasco, Huánuco,
Tingo María y Aguaytía hasta llegar a Pucallpa 18
horas después.
En río. Cinco horas desde Iquitos, en botes que tienen
un precio de 100 soles por persona.
Dónde hospedarse?
Amazon World amazonworldperu.com
061) 575539
Manish Eco Hotel manishhotel.com.pe
(061) 577167
¿

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Punta Patillos, Paraíso de ecoturismo

Punta Patillos pasó de ser un basurero a una de las bahías más bonitas del norte chico. En el lugar hay diversas especies marino costeras en peligro de extinción, como la nutria de mar o el pingüino del Humboldt. Para no molestar a los animales se les pide a los huéspedes no hacer ruidos excesivos como el uso de fuegos artificiales o música muy alta.



Hace cinco años un grupo de cuatro amigos fotógrafos e ingenieros paseaban por el distrito de Culebras, en Áncash, y se toparon con una playa sucia, llena de basura. “Los bomberos”, como se les llamaba a los pescadores que utilizaban dinamita en sus faenas, arrasaron con todo ser viviente y a la playa se le conocía como “Playa Muerta”. Fue un largo proceso que incluyó charlas de capacitación y conservación a la población para que este grupo de amigos lograra que “Playa Muerta” sea un Área de Conservación Privada y recuperara su antiguo nombre: Punta Patillos.

Para llegar aquí, necesitas recorrer en dirección norte los 318 kilómetros que la separan de Lima. Luego debes tomar el desvío de cuatro kilómetros que te dejará en el ecolodge Punta Patillos. El lugar tiene dos búngalos para hospedar a un total de 16 personas; ambos cuentan con un biodigestor para la descomposición natural de residuos con los que se elabora el compost que abona los jardines. Además, usan energía eólica y solar y la basura es separada por orgánica e inorgánica, de manera que se recicla y se reutiliza. Si el mar está tranquilo, puedes comprar pescados y mariscos en la playa y almorzar fresco al lado del mar.

Paisajes naturales
Entre los kilómetros 150 y 175 de la Panamericana Norte, exactamente en el distrito de Végueta, una laguna de siete kilómetros de largo se extiende en medio de la playa. La albúfera del Medio Mundo, como se le llama, ha sido declarada Zona de Reserva Turística Nacional y es el lugar ideal para tener un fin de semana tranquilo y en contacto con la naturaleza. Puedes hacer kayak, remo, velero o buceo en sus aguas; además, los amantes del birdwatching se regocijan con las decenas de especies de aves residentes y migratorias que se pueden ver. En los alrededores hay un hotel con precios variados según la temporada entre los 50 y 150 soles, además de una zona de camping; esta última tiene un costo de dos soles por carpa y dos soles adicionales por persona. Dónde: huacho.info

Para degustar en el camino
 A la salida de Huaral, un típico restaurante hará que pares para almorzar antes de seguir tu recorrido hacia el norte. El Rincón de Robertin tiene como plato bandera el chancho al palo que tanto gusta, el cual fue premiado como el plato más vendido en las ferias Mistura del 2009 y 2010. A su gastronomía se le suma el ambiente campestre, y los espectáculos con caballo de paso se convierten en una fiesta a la hora del almuerzo. Dónde: elranchoderobertin.com.pe

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Lima de lujo

No hay que salir de viaje para gozar de los lujos de un hotel cinco estrellas. Aprovechemos los beneficios para peruanos y escapémonos un fin de semana.


Qué rico es levantarse en un hotel cinco estrellas, las sábanas suaves, todo impecable, el desayuno a la cama, el jacuzzi listo. De repente, te acercas a la ventana y ¡oh! sorpresa, ¡estás en Lima! Es ahí donde te das cuenta de que, para darte esos pequeños antojos, no es necesario salir de la ciudad.

COMO EN CASA PERO DE LUJO
En el Miraflores Park Plaza, Paul McCartney se sintió tan en casa que salió una mañana a montar bicicleta. Así, el ex Beatle recorrió el malecón de Miraflores como si fueran las calles de Liverpool. Basta con estar en una de sus habitaciones con una vista impresionante al mar para que uno se quede mirándolo durante toda la tarde; pero mejor hacerlo desde la piscina, climatizada todo el año, o quizás disfrutar en el Zest Spa y sus tratamientos renovadores. A pocas cuadras de ahí, el JW Marriot cuenta también con una vista privilegiada. Ubicado frente al C.C. Larcomar, aquí no hay nada mejor que despertarse una mañana despejada y ver porqué Lima es querida por ser la única capital de Sudamérica que está junto al Pacífico. Contempla este paisaje con el desayuno buffet, y desde la piscina y desde el gimnasio y durante todo el fin de semana, si así lo deseas.

GUSTOS DE LA CIUDAD
En el Westin puedes pasar días sin salir. El Heavenly Spa by Westin es el spa más grande de Sudamérica. Piscinas dinámicas, baño turco, jacuzzi, sauna, masajes y diferentes tratamientos faciales convierten a este espacio en una representación del paraíso en plena Javier Prado. Tiene paquetes especiales para novias, parejas y cualquiera que quiera llenarse de engreimientos. En sus dos restaurantes, tanto en el Market 770 como en Maras, del chef Rafael Piqueras, puedes degustar lo mejor de la comida peruana y fusión. Los fines de semana tienen un desayuno buffet que incluye estación de chicharrones, butifarras y tamales.



La última novedad cinco estrellas en la ciudad es el Hilton Lima Miraflores. El tenista Rafael Nadal pudo disfrutar de sus instalaciones en su reciente visita a Lima. Desde la piscina, se aprecia la vista de casi todo el distrito y, en el primer nivel, el restaurante Social sirve desayunos, almuerzos y cenas con platos que fusionan la comida estadounidense con ingredientes de la cocina local. Por la noche, el bar del vestíbulo se abre sobre una terraza a nivel de la calle en donde todos los que pasen por ahí pueden entrar a tomarse un trago. No hace falta viajar miles de kilómetros. Busca el hotel que más te guste, haz tu reserva e intérnate en unos días de placer a pocas cuadras de casa.

¿Dónde?
Miraflores Park Hotel. Malecón de la Reserva 1035, Miraflores. miraflorespark.com
JW Marriot Lima Hotel. Malecón de la Reserva 615, Miraflores. jwmarriottlima.com
Westin Lima Hotel. Las Begonias 450, San Isidro. T 201-5000. westin.com/lima
Hilton Lima Miraflores. Avenida La Paz 1099, Miraflores. lima.hilton.com

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Litoral Peruano, Playas para pasar el Año Nuevo


Pasar Año Nuevo en la playa suele ser la opción favorita de muchos. Este año no será la excepción, ya que a lo largo del litoral una serie de celebraciones harán que la cuenta regresiva sea al lado del mar. En el sur, Mejía siempre será la reina. Esta divertida playa arequipeña sorprende por sus carnavales pero el 31 de diciembre convoca a decenas de visitantes, quienes llegan hasta el lugar para disfrutar en medio de tradición y festejo. Si subimos, Paracas será la elección para los que buscan escaparse de Lima sin irse tan lejos. Este año, como no podía faltar, el hotel Paracas Luxury Collection Resort de la cadena Libertador celebrará a lo grande con una fiesta al pie de la bahía.

Y si deseas un plan más tranquilo y contacto con la naturaleza, una playa para acampar será tu mejor opción. Desde Chancay hasta la zona de Tuquillo en Huarmey existen caletas en donde es seguro armar un campamento: Paraíso, Centinela, Hornillo y Bermejo son algunas. También puedes elegir Co- lorado, Vegueta o Tambo de Mora, ideales para relajarse en familia. En varias de las caletas hay algunas casas de pescadores que ofrecen menús a un precio cómodo. Toma en cuenta que las recomendaciones son distintas para cada zona: mosquitos, calor o viento pueden ser algunas de las peculiaridades.

Al norte, Máncora y sus alrededores son sinónimo de entretenimiento. El 2014 el feriado cae miércoles por lo que, si tienes suerte, podrás hacer puente y tener cinco días de pura diversión. En la zona de Vichayito hoteles como Las Cabañas de Antica o Tennis y Playa suelen hacer fiestas que congregan a la juventud norteña. En el mismo Máncora las opciones son múltiples en los diferentes bares de la zona. El bar del hotel Kokopelli es ideal para celebrar sin preocuparse. Un poco más al norte, Punta Sal no tiene pierde y la fiesta del hotel Punta Sal es un clásico. Las cartas están sobre la mesa. Decide cuál es la que más te gusta y prepárate para celebrar a lo grande este fin de año.

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Cusco de Lujo Hoteles 5 Estrellas

Si planeas celebrar en el Ombligo del Mundo, no te arrepentirás. Hoteles cinco estrellas y servicios de lujo te esperan. Uno de los más exclusivos, Palacio Nazarenas, ofrece un programa de Año Nuevo completo. La celebración propone un cóctel con canapés y champán en la renovada capilla Virgen de la Asunción, acompañada de música andina en vivo, para luego disfrutar con una fiesta en la piscina, en la que, además de bailar, conocerás tu futuro con la lectura de hojas de coca. Tarifa: S/.924 por persona. Si deseas pasar una noche en este lugar de ensueño, presupuesta unos S/.2.478 más impuestos para una habitación junior suite.

Antiguos monasterios, templos coloniales y casonas incas han sido recuperados y convertidos en lujosos hospedajes que te aseguran una experiencia auténtica.

Un antiguo convento colonial construido en el siglo XVI alberga al recientemente inaugurado JW Marriott Cusco. Un rincón cusqueño declarado Patrimonio Cultural y que expone restos arqueológicos de los periodos preinca, inca, colonial, republicano y contemporáneo en sus instalaciones. La opulencia se vive en sus 153 habitaciones y 7 suites, equipadas con lo último en tecnología, e incluso sistemas de oxigenación para aliviar el mal de altura. Pernoctar la noche del 31 de diciembre puede costarle desde US$509. En tanto, la cena para el fin de año será acompañada de música en vivo y los precios son de S/.336 por adulto y S/.168 por niño (de 6 a 12 años). En ambos casos, se incluyen impuestos.

La tercera alternativa top en este listado es el Hotel Monasterio, de la cadena Orient-Express, cuyo paquete de Año Nuevo contempla un cóctel de bienvenida y jazz en vivo, una cena de seis tiempos en el mismo restaurante con un imperdible show de ópera o una cena gourmet en el restaurante Illariy, acompañada de música peruana e internacional. El brindis de medianoche se hará en el patio principal con un show de fuegos artificiales. Los precios van desde S/.700, y la habitación doble o simple cuesta S/.1.862 más impuestos.

Finalmente, el hotel Palacio del Inka de Cusco ofrece paquetes de una noche para dos a S/.988, que comprende desayuno, cena con menú turístico, 15% de descuento en el spa y otros beneficios. La cena del 31 cuesta S/.320 por persona.

En tanto, renovarte con las energías de la naturaleza y vivir una superexperiencia en un viaje de ensueño por los caminos que transitó Hiram Bingham en su travesía para descubrir la ciudadela de Machu Picchu es posible gracias al servicio de tren de Perú Rail que lleva el nombre del descubridor. Este servicio exclusivo parte a las 9 de la mañana del 31 de diciembre, desde Poroy. El camino le regalará hermosas vistas del Valle Sagrado y los nevados imponentes que tutelan la ruta, mientras disfruta de almuerzo a bordo, bebidas, show de percusión, tour guiado y la hora del té antes de retornar a la ciudad. El tren sale de Aguas Calientes a las 5:50 p.m. y a bordo te espera una cena incomparable. El valor del paquete es de S/. 2.119,6 por persona.

Amanecer frente a nuestra maravilla natural es un lujo que vale la pena. El Sanctuary Lodge, ubicado dentro de los límites del Santuario, se prepara para recibir el 2014 con deliciosa gastronomía en el restaurante Tampu. Pagando desde S/.2.758, puedes descansar en una habitación estándar. Por tratarse de fechas tan demandadas, las cadenas solicitan que reserves los servicios entre noviembre y los primeros días de diciembre. Optar por alguna de las propuestas presentadas te asegura unas fiestas de fin de año a todo lujo.

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De Lima al Sondondo

La carretera que conduce de Lima al sur de Ayacucho, vía Nasca, atraviesa pueblos con una gran biodiversidad, buena cocina y misteriosos lugares arqueológicos. Allá, en el sur, uno se la pasa bien. Y si va en auto, mucho mejor.


La ruta es larga pero vale la pena explorarla. Sugerimos salir de Lima temprano para realizar la primera parada en Palpa, luego de cinco horas a paso quieto. Palpa es un pequeño valle escondido que se abre misterioso entre cerros y dunas. Alberga interesantes tesoros como los petroglifos de Chicchitara y geoglifos en el desierto, pero además es pueblo pintoresco, con una Plaza de Armas rodeada de casonas antiguas que conservan su estructura original. Palpa, además, huele a mango, ciruela y naranjas, y es tierra de los camarones más colorados y carnosos. Allí se puede disfrutar, en los restaurantes al lado de la carretera, de fuentes acevichadas o de chicharrón. Para el postre: raspadillas de fruta o aquellos dulces de olla que prepara en su casa doña María Paz Herrera, tales como compota de mango, limones o naranjas agrias rellenas.


La ruta de Lima al Sondondo cuenta con todos los servicios necesarios para realizar un viaje seguro en auto, una razón más para recorrerla.

Unos kilómetros más (43 km) y está Nasca. Antes de llegar a la ciudad, en el km 421,3 de la Panamericana Sur, se encuentran las líneas y el museo Maria Reiche. Existe también un pequeño mirador desde donde se pueden ver algunos de los dibujos parcialmente. Si no piensan subirse a la avioneta, sirve para hacerse la idea de lo que se puede ver; eso sí, se necesitan paciencia y tolerancia para con los vientos. A poco más de 25 km, entre dunas y bosques de huarangos, está Nasca. Aquí puede pasar la primera noche; hay ofertas que integran paisaje con modernidad y que apuestan por el desarrollo sostenible. Nasca es ciudad grande y activa. Dentro de sus imperdibles están los acueductos de Cantalloc, modelo de tecnología hidráulica ancestral; las plantaciones de cactus para extraer la cochinilla (saliendo del hospedaje-fundo Wasipunko); y el impactante centro ceremonial de Cahuachi, que se encuentra en la mitad del desierto y data de entre los años 1 y 500 (cultura Nasca).


De Nasca se parte a la sierra por la carretera a Puquio. A 77 km de Nasca, vía corredor Nasca-Cusco; y a 870 km al suroeste de la ciudad de Ayacucho, se encuentra Pampa Galeras, Reserva Nacional a cargo de la Comunidad Campesina de Lucanas (Ayacucho). Este es el comienzo de un safari fotográfico de la fauna que habita la zona, sobre todo las vicuñas. Su piel canela contrasta con el dorado de los campos y cielo azul intenso. La reserva tiene una extensión de 6.500 hectáreas. El paisaje es único, y para gozarlo con tradición, lo mejor es viajar para el 16 de junio, 15 y 22 de julio o el 24 de junio, y presenciar el chaccu: práctica ganadera y ritual ancestral en el que se trasquila a la vicuña.

LLEGANDO AL FINAL
Lo conveniente será luego viajar hasta Puquio (a 154 km o dos horas y media de Nasca) por carretera asfaltada, desde ahí se toma el desvío al valle del Sondondo, parada final. Son 65 km, unas dos horas de viaje. Tierra de cóndores y andenería preinca, en este impresionante emplazamiento habitan diversas comunidades, como Andamarca, Chipao, Mayobamba, Aucará y Cabana, que han sabido cómo articularse para brindar servicios turísticos. Andamarca (distrito de Carmen Salcedo, provincia ayacuchana de Lucanas) es la puerta de ingreso al valle. Sus terrazas de cultivo de cereales, papa y habas fueron fuente de vida para generaciones, y hoy se encuentran en vías de recuperación. Todo es verde y florido, libre de contaminación, el hábitat ideal para diversas especies de fauna, como el cóndor andino.

En la pequeña Plaza de Armas de Andamarca hay un centro de cultura dirigido por Fátima Titu Huamán. Ella tiene también una pequeña cafetería que ofrece dulces de manzana y zanahoria, sánguches y pizzas. La comunidad ha sabido organizarse y propone un recorrido que une el mirador de los andenes con el Museo de Andamarca, el de Danzantes de Tijeras y Taller de Telares. Además, hay otro circuito arqueológico y de naturaleza (cuatro horas) en el que se puede visitar el Centro Arqueológico de Caniche, el Camino Inca y realizar observación de aves en la laguna Yarpu.

Pasen la noche en Andamarca. Vivan una experiencia única. Un real contacto con la naturaleza. Al amanecer, apúntense a ese viaje inolvidable que será el circuito de observación de cóndores. Toma media hora llegar al Mirador de Moyobamba y ver el vuelo de las aves. Pueden aprovechar también para visitar la localidad de Moyobamba y Chipao, los minivolcanes de Mayobamba y los baños termales. Un último dato para alegrar la jornada de regreso: el circuito del queso lucanino, que dura cerca de tres horas e incluye hasta ordeñado de vacas y degustación de quesos aromáticos. Haga sitio en la maletera que volverá cargado.

En el mes de junio se celebra la fiesta del chaccu en Pampa Galeras. Derecha: La oferta hotelera ya no es problema. Existen buenos hospedajes, como el Fundo Wasipunki (en la foto), en Nasca.

¿Dónde hospedarse?
Nasca Casa Andina Classic. casa-andina.com / Hotel Majoro. hotelmajoro.com / Fundo Wasipunko. 056-523-212. /
Palpa Manantial y Fundo de Santo Domingo de la Máquina. email: alfonsotijerog@hotmail.com
Turismo rural y comunitario: Máximo Rojas García: maximo.rojas.galeras@hotmail.com
Comunidad Campesina Lucanas: lucanas.org

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Loreto, Navengando rumbo al Paraíso

Vive una experiencia natural en crucero sobre el Amazonas y descubre así una forma espectacular –y ahora más asequible– de conocer los misterios de la reserva Pacaya Samiria.


Ingresamos a la Reserva Nacional Pacaya Samiria, la segunda Área Natural Protegida más grande del país y uno de los lugares más impresionantes de la Tierra. Si antes era casi un sueño realizar esta travesía, ahora la oferta se ha tornado más asequible, perfecto para nuestro ímpetu viajero. En esta ocasión, todo inicia en el puerto privado de Jungle Experiences. Punto de partida del crucero “M/V Amatista”, un modelo clásico de la década de 1800, creado para navegar por la ruta de los colonizadores, pero con grandes comodidades y a un precio de promoción solo para peruanos. Este surca los ríos Amazonas, Marañón y Ucayali para luego internarse en parte de los más de 20.800 km² que comprende este mágico lugar llamado Pacaya Samiria.

Las altas temperaturas invaden los exteriores de la cubierta superior de la embarcación. Claudia Rodríguez, gerente general de Jungle Experiences (empresa que administra el crucero), da la bienvenida y cuenta las novedades de este clásico fluvial.

“Seis meses tardaron las obras de remodelación de este barco construido en el siglo pasado. Se optimizó el servicio de agua caliente, la ropa de cama y algunos detalles funcionales en las habitaciones. Además, se creó una sala interior, para lectura o televisión, que goza de impresionantes vistas”, cuenta Rodríguez.

Según Sernanp, en Pacaya Samiria existen más de mil especies de vertebrados, 69 tipos de reptiles, 256 variedades de peces y 229 de aves.
Un primer movimiento del barco causa gran emoción en los viajeros que permanecen perplejos ante la inmensidad de la enigmática selva, sin saber siquiera con lo que se toparán. Este paraíso biodiverso resguarda especies exóticas, que no se ven comúnmente por la caza indiscriminada. Una de las más famosas es la Victoria regia, un lirio acuático enorme que puede medir hasta tres metros de diámetro y que es capaz de sostener hasta 40 kilos de peso.

También se dejan ver los inconfundibles shanshos, aves de apariencia prehistórica que miden alrededor de 60 centímetros y que vuelan lentamente pequeños tramos. Si divisas uno, debes esperar unos minutos porque suelen andar en grupos numerosos.

A TODA HORA
Cada excursión es una experiencia sensorial inconfundible. El sonar de una campana anuncia que es momento de partir hacia una nueva aventura. Por la mañana, se visitan colpas y garzales. El desayuno puede ser a bordo de pequeños botes en plena zona protegida de la reserva. Algunas horas después, es posible practicar pesca deportiva de pirañas, peces gato y otras especies que conviven en las aguas oscuras de los tributarios. Dar una vuelta por alguna comunidad ribereña es una gran alternativa que culmina con impresionantes puestas de sol, muchas veces acompañadas de espectáculos acrobáticos de bufeos rosados.

En la Amazonía habita la flor acuática más grande del mundo: la Victoria regia, que florece cada dos o tres meses en las lagunas tranquilas y poco profundas. Según informan los guías, esta variedad se caracteriza por su enorme tamaño y su resistencia, que le permite sostener a un pequeño de 40 kilos en promedio.

Al llegar la noche, el escenario cambia radicalmente. Los insectos voladores se acercan a la luz de las linternas, las tarántulas salen de sus nidos instalados en los árboles y los ríos son invadidos por caimanes negros, acostumbrados a las aguas calmas y zonas pantanosas de la selva. El guía Robinson Rodríguez, explica que “estos animales, que solo dejan sus ojos a la vista de los turistas, al igual que el otorongo, el manatí y algunas especies de monos, que no se ven por la caza indiscriminada, todavía habitan en la espesura de la jungla”.

De día o de noche, los compañeros infaltables son: repelente, camisa de algodón y manga larga, botas para la lluvia y una buena cámara fotográfica. De lo demás se encarga la tripulación.

Avistamiento de aves, caminatas por la selva y excursiones nocturnas son parte de los itinerarios de los viajes en crucero.

MÚLTIPLES ALTERNATIVAS
Pasar 4 días en el crucero “M/V Amatista” cuesta S/.2.000, una tarifa especial solo para peruanos, que incluye traslados en Iquitos, comidas y excursiones. Hay salidas en noviembre (del 24 al 29 y del 26 al 29) y en el mes de diciembre también (del 30 al 2 de enero). El plan para recibir el 2014 es de cuatro días en los que adicionalmente se contempla una cena la noche del 31, con música en vivo, cotillón y brindis con champán.

A esta reserva ingresa también el lujoso crucero “Aqua”, el cual cuenta con 12 lujosas suites provistas de ventanales panorámicos que ofrecen vistas impactantes; y el “M/V Aria”, la segunda embarcación de Aqua Expeditions, que posee 16 suites diseñadas por el arquitecto Jordi Puig. Los precios en ambos casos van desde los US$2.800 en promedio por persona en habitación doble.

Otros gigantes que surcan el Amazonas son el exclusivo “Delfín I”, de cuatro suites con terraza privada y dos de ellas con piscina de hidromasaje; y el “Delfín II”, con 14 confortables cabinas diseñadas para viajeros exigentes. El costo por excursiones de cuatro días y tres noches es de US$3.400 y US$2.900, respectivamente.

Cabe recordar, que la naturaleza es impredecible. Así que, en lugar de memorizar el programa, abre bien los ojos, pon a prueba tu olfato, saborea nuevas recetas, aprende a oír el silencio y acaricia la grandeza natural. Sin duda, esta será la mejor experiencia de tu vida.

¿Cómo llegar?
Lan, Star Perú y Peruvian Airlines vuelan a Iquitos. El viaje dura 1 hora y 45 minutos en promedio. Desde US$131. El crucero parte desde Nauta, a unas dos horas de la ciudad. Existen itinerarios desde 3 hasta 5 noches.

Temporalidad
La temperatura fluctúa entre 20 °C y 33 °C. Entre octubre y abril, se presentan precipitaciones, mientras que la temporada seca va de mayo a setiembre. Visitar esta zona en época de lluvia te permite disfrutar del bosque inundado y te acerca a las copas de los árboles y zonas menos accesibles para avistar animales. Los itinerarios presentan algunas actividades diferentes en la época seca, cuando se realizan mayor cantidad de caminatas al interior del bosque y grandes jornadas de pesca.

Cruceros
M/V Amatista. Av. José Pardo 541 0f. 111, Miraflores. Teléfono: 255-7736 sales@grupo-dorado.com / junglexperiences.com
Aqua expeditions. Av. El Polo 670, bloque C. Of. 303. CC El Polo II. Teléfono: 434-5544 aquaexpeditions.com
Amazon River Expeditions. Av. Las Camelias 511. Of. 402, San Isidro.Teléfono: 421-9195 amazonrex.com Delfin Amazon Cruises. Calle Soldado Cabada 289 Interior E, Barranco. Teléfono: 719-0998 delfinamazoncruises.com



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Apurímac, Paraíso de piedras

Pancula, al sur de Andahuaylas, no solo es un incomparable fenómeno geológico,sino un viaje al pasado de la rica cultura Chanka.

El nombre Apurímac proviene del río homónimo que discurre en su límite oriental y septentrional. En quechua Apu Rimaq significa el Dios que habla u oráculo mayor

Todo era irreal. Desde que uno ingresa, queda perplejo ante el mar de rocas que semejan afilados colmillos de hasta 10 metros de altura, y uno no puede dejar de sentir, con cierto estremecimiento, que está penetrando a las fauces abiertas de una montaña hambrienta.

Pero eso no es nada, las sorpresas no cesan cuando se llega a Pancula. Como las asombrosas viviendas que familias campesinas han acondicionado en la base de estas formaciones líticas, integrando la estructura piramidal tipo hongo para utilizarlas como techos y paredes. Esta fusión ha producido alucinantes moradas de exquisita arquitectura. El ingenio popular las ha denominado como la “casa de los pitufos”.

En términos estrictos, se la puede catalogar como un bosque de piedras, aunque la denominación no le hace justicia a esta surrealista formación geológica de colosales dimensiones: 60 hectáreas que se distribuyen en una profusión de farallones poblados de conos perfectos, pasadizos, laberintos, paredes encaladas y caprichosas siluetas, que parecen haber sido esculpidas por un artista enloquecido. Las sombras del atardecer se encargan de juguetear en su superficie y no es difícil imaginar rostros y cuerpos de animales, pero también de hombres y seres mitológicos.

A una altura promedio de 3.600 msnm, Pancula está a un paso de la provincia de Sucre, en Ayacucho. Solo los separa el río Chicha.


LAS FIGURAS CÓNICAS DE PANCULA SE ASEMEJAN AL CÉLEBRE PAISAJE DE CAPADOCIA, EN TURQUÍA.

Muy pocos conocen, y menos han oído hablar de este paraíso prehistórico. Mejor así, para que mantenga su pureza y su aire a mundo extraviado. Pero no cabe duda de que, cuando las condiciones de servicios e infraestructura mejoren, no solo acudirán mochileros, sino turistas formales que no podrán resistirse ante las peculiares bondades de este destino.

El señor Donato Ccasani en su casa en Titayhua, camino a Pampachiri.
Su fundo de 80 hectáreasalberga 350 ovejas, 60 vacas y 50 alpacas.
REY DE LA PUNA
Cuando la noche se desvanecía, abandonamos Andahuaylas, cruzando un puente colonial, de los tres que hay en la ruta a Pampachiri (distrito que alberga a Pancula), para luego trepar a las alturas donde se ubica el aeropuerto, mientras que en cada curva se veía la ciudad.

Con las primeras luces del amanecer pasamos entre cultivos de cebada y trigo dorados, luego desaparecieron las chacras y asomaron vastas extensiones de ichu como un pelaje cubierto de nieve. De vez en cuando una vizcacha se dejaba ver entre los matorrales, y podían distinguirse evasivas vicuñas en la lejanía.

A mitad de camino, Filio Ccasani, el chofer que nos trasladaba a Pancula, nos pidió permiso para desviarnos con la intención de visitar a su padre, un pastor de ovejas y alpacas que vivía en una casa de piedra en medio de la puna. No podíamos negarnos. A pesar que luego de la visita nos quedamos atascados, no nos arrepentimos. Fue una lección de antropología, de hospitalidad y de identidad cultural del patriarca de la familia Ccasani, de 74 años, cuya vestimenta remendada no le quitaba un ápice de dignidad. Siendo analfabeto es un exitoso ganadero y no le gusta ir a Andahuaylas; pertenece y ama esta inhóspita tierra, sus nubes y montañas. Este es su reino y no lo cambiaría por nada.

MEDITANDO BAJO EL VOLCÁN
Por fin arribamos a Pampachiri, acogedor pueblecillo con una notable iglesia colonial que luce inusuales representaciones de felinos y figuras humanas desnudas en su portada. Fueron elaboradas, tal vez a escondidas, por los indígenas que ayudaron a construir el templo de San Cristóbal, sorprendiendo así a los fieros evangelizadores y extirpadores de idolatrías del siglo XVI.

De Pampachiri a Pancula se va por una trocha carrozable al borde del Chicha, río que separa Apurímac de Ayacucho. Hay dos alternativas para llegar al bosque de piedra: uno a través de la comunidad de Chucchumpe, y otro por la comunidad de Llancama. La primera tiene la ventaja de ser más rápida y de acceder a la “casa de los pitufos”; mientras que la segunda ruta conduce al epicentro de Pancula.

Sea como fuere, lo cierto es que este inconcebible conjunto, que data de hace tres millones de años, no se originó de la noche a la mañana. Según el geólogo Guillermo Maldonado Taipe, su formación tomó miles de siglos para, finalmente, adoptar las características que ahora posee. El investigador apunta que el cambio brusco de la geografía de la zona fue producido por la erupción de los volcanes Qarwarasu y Sotaya.

Aún ahora quedan vestigios de la hecatombe causada por volúmenes inusuales de lava y material piroclástico que arrasaron la región. Este suceso hizo posible que las montañas cercanas a los 4 mil metros de altura semejaran a un desierto costeño, pues están tapizadas de arenisca blanca. Como si fuera poco, la intensa actividad de estos ancestrales cráteres, ahora inactivos, aportaron decisivamente a la estética de la zona, debido a que el bosque de piedra se encuentra en medio de una serie de pequeños y simétricos volcanes que terminan por otorgarle un innegable hechizo esotérico al fascinante universo geográfico de Pancula.

Aunque parecen recipientes para agua, en realidad se cree que es un
observatorio astronómico prehispánico.
El mejor momento para observar Pancula es, sin duda, al atardecer, cuando el viento silba entre las rocas y las sombras se alargan, avivando la imaginación: instante insuperable para la meditación y para reconocer lo insignificantes que somos. Y es que esta maravilla telúrica es la esencia en estado puro, el magma, el fuego sagrado que emergió de las profundidades de la Tierra para moldear, a través de la luz, el viento, la lluvia y el frío, un escenario sobrecogedor, sin paralelo en el Perú.

Cómo llegar
Desde Lima, vía aérea hasta Andahuaylas (1 hora). Luego tomar la carretera afirmada de 120 km hasta Pancula (4 horas).

Alojamiento
En Pampachiri: Taytacha Tamana Wasi En Andahuaylas: Imperio Chanka Hotel imperiochankahotel.com

Contacto
Filio Jacinto Ccasani Ccaccya. T. 983-653-824

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